Mi idea al apuntarme era hacer la mediana (que estaba “seguro” que la iba a poder hacer) y si me veía con fuerza, arriesgarme a intentar la larga. La última semana estaba animado y casi tenía claro que iba a intentar la larga, que viendo los tiempos de corte iba a tener tiempo “seguro”, a pesar de que con el cambio de recorrido se iba a repetir la bajada de Larrau y subida a La piedra.
Estaba
nervioso ya desde el viernes, y sumando los comentarios de los compañeros sobre
los puertarracos del día siguiente, resultó que no descansé todo lo bien que me
hubiera gustado. Por suerte o por desgracia, estoy acostumbrado, porque cada
vez que me enfrento a un reto nuevo me convierto en un flan...
El sábado fuimos
con tiempo porque Valti (uno de los más sabios a la postre) se ha apuntado a la
mediana y sale un cuarto de hora antes que nosotros. Lo prefiero para no andar
con prisas, aunque estoy tan nervioso que tardo una barbaridad en hacer
cualquier cosa y parece que no me va a dar tiempo. Al final llegamos bien a la
salida, txupinazo y a rodar, con ganas, para ver si se pasan los nervios. Se empezó
suave, lo que nos permitió a los 5 de la baraka que salíamos a esta hora ir
pasando hacia delante sin tener que apretar. Yo sigo con nervios y
revolucionado de pulso. Empezamos a subir Laza y veo que el resto va más
fuerte, cómo era de esperar y poco a poco me voy quedando. Es el plan. Tengo
que ir fijándome en el pulso para no pasarme y las sensaciones no son buenas, pero
es el primero y es corto así que llego arriba enseguida. Coronamos y pequeña
bajada, rápida, hasta empezar con el entrante del día: Larrau, (11km al 7%)
Preciosa ascensión, sobretodo arriba, con unas vistas espectaculares tanto de
la parte navarra cómo la francesa, con el Ohri dominando el alto. Durante la
ascensión ya parece que los nervios se han disipado y las sensaciones son
mejores. Voy en grupo y aguanto el ritmo, siempre reservando.
Corono entero (no puede ser de otra manera) y empieza la bajada de Larrau. Es larga y complicada, y el viento añade un punto más de tensión. Soy buen bajador y esto me permite bajar ligero sin arriesgar. Es una pena que haya mucha gente que no baja tan bien y al abrirse a la izquierda no me permiten bajar más suelto. No es una queja que esto es de todos, es sólo la sensación que tuve. Durante la bajada hay infinidad de gente arreglando pinchazos que puede ser fruto de bajar frenando demasiado, pero las herraduras al 20% dejan poco margen de maniobra. Me doy cuenta de que voy sin bomba de mano y me encomiendo a la buena suerte, ¿qué más puedo hacer?
Corono entero (no puede ser de otra manera) y empieza la bajada de Larrau. Es larga y complicada, y el viento añade un punto más de tensión. Soy buen bajador y esto me permite bajar ligero sin arriesgar. Es una pena que haya mucha gente que no baja tan bien y al abrirse a la izquierda no me permiten bajar más suelto. No es una queja que esto es de todos, es sólo la sensación que tuve. Durante la bajada hay infinidad de gente arreglando pinchazos que puede ser fruto de bajar frenando demasiado, pero las herraduras al 20% dejan poco margen de maniobra. Me doy cuenta de que voy sin bomba de mano y me encomiendo a la buena suerte, ¿qué más puedo hacer?
Hasta Santa
Engracia voy en grupo sin ir muy rápido pero sí muy cómodo. Paso a Sergio que
tiene dudas de si se ha saltado el cruce para hacer la corta y le confirmo que
va bien. Me paro en el avituallamiento de Santa Engracia un par de minutos para
coger agua y algo de fruta, y para arriba, a por el primer coco: Issarbe por
Santa Engracia (23km, con rampas terribles). Puerto espectacular por su dureza
y por su belleza. Al principio más cerrado y al final unas vistas
impresionantes.
En los primeros
km suaves me pasa bastante gente, que supongo que han parado más rato en el
avituallamiento y van más fuertes. Decido no forzar nada y seguir a mi ritmo, que
queda mucho. Me voy entregando a las duras rampas del Issarbe negociándolas con
calma, aunque pasando a bastante gente, unos que se paran, otros que suben
andando... Es muy duro y el calor me hace sudar una burrada, a pesar de que voy
reservando todo lo que puedo. Pasamos el primer tramo duro y voy con muy buenas
sensaciones. La segunda parte dura me pone en mi sitio, y aunque me cuesta,
consigo pasarlo sin penar demasiado. A partir del cruce, hacia Issarbe el
puerto suaviza y aunque voy reservando, noto que me cuesta más de lo que me
gustaría. Las rampas han hecho mella. Bajo hasta el avituallamiento y me
emociona ver que ahí está el resto de la Barakaldesa! Ni en mis mejores sueños
hubiera pensado que iba a estar con ellos durante lo que restaba de prueba.
Plato de macarrones, mucho líquido y nos vamos para abajo Bainar, Iñigo y yo.
Por delante van Valti, Yaso y Patakón y en el avituallamiento se quedan
Simarro, Pedrín y Felipe. Bajo detrás de Bainar, que es una máquina bajando y
por tanto una delicia seguirle. La bajada está mal (baches, gravilla…) pero la
hacemos rápidos. En el tramo llano volamos, pero a rueda de Iñigo se va cómo un
señor. Según Bainar no quita el aire, hace un eclipse!
Pasamos
Arette sin parar en el avituallamiento y empezamos a subir el segundo coco del
día, La Piedra de San Martín desde Arette: 26 km con 9km (del 9 al 18) al 9% de
media. En el llano hemos ido formando un grupo y en cuanto empiezan a aparecer subidas,
noto que me va costando y le digo a Bainar que me descuelgo, que no quiero
forzar. Sigo un poco en el grupo para intentar coger a otro más numeroso pero
no lo consigo. Empiezan las rampas y las gestiono cómo puedo y en seguida veo
que Iñigo me está esperando. No sin esfuerzo llego hasta él y me dice que ha
decidido hacer la mediana y que va a subir a mi ritmo. Yo le contesto que en
principio no descarto la larga aunque me quedan pocas ganas. Además, pasar por
el mismo sitio no me motiva. Vamos subiendo a mi ritmo, el de un caracol, y aun
así vamos pasando gente (también nos pasan). A los que adelantamos son gente parada
en las cunetas a la sombra, alguno que va andando y algunos que suben más
despacio que nosotros. Cogemos a José Antonio, que está en un arroyo
refrescándose los pies y aunque me da envidia, prefiero no parar, que luego no sé
si voy a poder arrancar. Decidido: no voy a hacer la segunda vuelta. No quiero
volver a sufrir este calvario. Piano, piano vamos pasando rampas y kilómetros
al 10 %, que parece que no se acaban nunca. El calor aprieta y la sudada vuelve
a ser tremenda. En alguna rampa llego a marcar unos irrisorios 6 km/h pero es
que no tengo más. En una, al ponerme de pie, me avisan los cuádriceps: amago de
calambre. En seguida me queda claro que no es que no quiera dar la segunda
vuelta, es que no puedo. Cambio radical de pensamiento en cosa de 10 km.
Abrumador. Y no soy el único ya que la historia se repite con más de uno con el
que hablamos. Con más pena que gloria consigo pasar la parte dura. En Labays,
en el avituallamiento líquido vemos cómo se va Valti, y tras beber algo, seguimos
hasta Soudet, dónde está el siguiente avituallamiento. Me cuesta horrores a pesar
de que ya es más suave y llego desfallecido. Tanto que tardo unos 20 minutos en
recuperar la compostura. Decidimos esperar al resto para ver qué idea tienen y
según van llegando, coinciden todos en no seguir. Incluso Santi Millán, que
también andaba por ahí, nos contesta (muy majo el tipo!) que ha decidido
conformarse con la mediana.
Cuando
estamos todos preparados para seguir, terminamos los últimos km hasta coronar
la Piedra, que después de haber estado hora y pico parado, lo hago sin esfuerzo.
Nos sacamos la foto de rigor en la cima y nos sacan alguna espectacular.
Esta
parte, después de lo que acababa de pasar, es para disfrutar; junto con la cima, de los mejores paisajes, con nieve
en las cimas, con inmensidad en los valles. La bajada con asfalto perfecto, amplia
y sin tráfico… La gocé, a pesar de que conozco la zona de venir en coche.
Bajamos y en el falso llano Iñigo y José Antonio nos llevan en volandas hasta
la meta.
Satisfecho
con el resultado que era lo que tenía en mente en un principio (aunque no contaba
con tanto esfuerzo) y sólo puedo felicitar a todo el que terminó la ruta larga
(en la lista provisional 326 de 950 inscritos, simplemente espeluznante la
criba), y en concreto a mis compañeros de la Barakaldesa Yaso, Patakon y
Bainar, tres pedazo de titanes capaces de algo que muy pocos pueden hacer.